Selección argentina: del “fracaso” de perder finales, a rezar para clasificar.
La
realidad dice que Rusia 2018 sigue estando al alcance de un triunfo
pero la sensación térmica que transmiten los jugadores en la cancha
y los hinchas en la calle, indica que más que ganarle a Ecuador en
la altura, varios tendrán que demostrar que están a la altura. No
tanto futbolística, sino más bien de carácter y compromiso grupal.
Hasta
hace pocos meses -muy pocos, en realidad- no tolerábamos haber
perdido las finales que perdimos. “Son unos cagones, amargos,
pecho-frío” se escuchaba constantemente a lo largo y a lo ancho de
nuestro país. “Fracasados”, “no juegan a nada”, “no
sienten la camiseta” eran las quejas que predominaban. Por si hay
alguien que no esté al tanto, es necesario aclarar que estos
insultos, desprestigios y reclamos se le hacían a una selección que
llegó a las 3 finales de los torneos que disputó en los últimos 3
años. Claro, tuvo la desgracia de no ganar ninguna y entonces la
mayoría de los argentinos, exitosísimos en cada ámbito en el que
se desempeñan, acostumbrados a ser primeros en su trabajo, en sus
estudios, en sus roles sociales, en sus familias, etc, no se lo
pudieron bancar.
No
merecen ser compatriotas nuestros estos perdedores. ¡Segundos! ¡Que
asco, que vergüenza, que deshonra! Ni siquiera el pseudo mejor
jugador del mundo nos salva. “Es un desastre, camina la cancha,
está todo cagado”. “En Barcelona la mete siempre, acá no hace
un gol”. El que “es un desastre y no mete un gol” ya hizo 58.
Es el máximo goleador histórico y con 10 más llegará al doble de
tantos que Maradona. ¡Al doble! Menos mal que no juega a nada y no hace goles…
Este “español” que no canta el himno a los gritos, ya jugó con
la celeste y blanca 27 partidos más que Diego. Pero no quiere a la
Selección…
Seguramente
Lío es consciente que el deporte que mejor practicamos los
argentinos es el de exigirle al otro todo aquello que no somos
capaces de lograr nosotros mismos. En eso sí somos campeones
mundiales de punta a punta. ¿Qué dirán aquellos que despotricaron
por los subcampeonatos si no clasificamos al mundial? Ya hay
versiones que indican que los integrantes del plantel y de los
cuerpos técnicos que participaron desde Sabella para acá, serán
llevados a Plaza de Mayo para apedrearlos hasta morir. El problema
vendrá con el después. ¿Quiénes osarán ponerse la celeste y
blanca sabiendo que solo sirve ser campeón? ¿Se animará a calzarse
la camiseta alguno de los que asistirían a vituperar física y
verbalmente a “los culpables” de semejante deshonra?
Para
perder finales hay que tener la aptitud y la templanza de llegar a
disputarlas. Y a veces ser segundo o ser primero lo determina algún
hecho circunstancial, azaroso. ¿Cuántos de los que se cansaron de
putearlos a todos por las finales perdidas darían cualquier cosa por
volver a jugar una, aun si les anticiparan que se volvería a perder?
Mientras
“La Pulga” y compañía se preparan para -quizás-
el partido más sensible de sus carreras,
algunos hinchas ofrecen
su alma al diablo e imploran
ganar “como sea”, y
otros desean no clasificar para poder descargar las frustraciones que
cargan en su vida con un grupo de gente al que pueden responsabilizar
de sus propios fracasos.