El equipo de Ramón se consagró de arremetida en un torneo en el que, como casi siempre últimamente, nadie se animó a ponerse la ropa de candidato.
Todas
las semanas cambiaba el puntero y aparecía cerca un nuevo aspirante al título
que, irremediablemente, perdía puntos en las fechas siguientes. Este era el escenario
de cada lunes en nuestro devaluado fútbol argentino. Hasta que en la recta final,
River Plate se probó el traje y notó que no lo quedaba grande sino todo lo contrario.
El conjunto de Nuñez fue un ganador justo y cabal en un campeonato que se caracterizó
por las propuestas timoratas y con poca jerarquía. A River lo sobró audacia y
categoría para llevarse el torneo simplemente animándose a sacar su chapa de
grande. Y lo ratificó en la última fecha: tenía que ganar para asegurarse el
título y le hizo 5 al inestable Quilmes de Caruso Lombardi.
De esta manera la familia riverplatense
festejó su 35º título en primera división, ratificando su liderazgo en
cuestiones domésticas. Para lograrlo, fue el equipo que más partidos ganó,
obtuvo casi el 65% de los puntos (lo que no es poco en tiempos de tanta
flaqueza futbolística), su delantera fue
la segunda más goleadora y tuvo también la mejor diferencia de gol con +13. Le ganó
a 3 de los 5 que lo siguieron en la tabla –Boca, Gimnasia y Vélez- y además se
quedó con los clásicos ante San Lorenzo y Racing. Es decir, ganó los partidos que tenía que ganar para
ser campeón, por eso es indiscutido ganador del Torneo.
Ramón
Díaz tuvo aciertos y errores. Su equipo andaba sin rumbo y dando pena como la
mayoría hasta que hizo los movimientos que terminaron ratificando su buena mano:
Ponzio afuera, Ledesma líder, Rojas doble cinco, Carbonero figura clave, la ratificación
de Álvarez Balanta (hallazgo de Ramón). Y los aportes claves desde el banco como
Chichizola, Villalva y el “goleador” Funes Mori.
Mientras
River festeja, las polémicas están a la orden del día: ¿sabía Ramón que Chichizola
iba a atajar 2 penales claves y varias muy complicadas? ¿Confiaba en que Ramiro
convierta el gol agónico en La Bombonera? ¿Imaginaba que el Keko le iba a destrabar
un par de partidos trascendentales? ¿Carbonero levantó su pobre nivel del torneo
pasado y se convirtió en goleador de casualidad? ¿Por qué sí, Ledesma volvió a
ser un Lobo? Demasiadas circunstancias para atribuirlas a la casualidad: el riojano confirmó que está vigente, algo
que no le pasa a su clásico rival tanto con el conductor de adentro como con el
de afuera de la cancha.
River
vuelve a ser River, pregonan sus hinchas. Estos jugadores (sin sobrarle nada),
junto a las conducciones técnica y dirigencial intentarán ratificar que no es
un espejismo sino el renacimiento de un gigante. La casa se está poniendo en
orden. Y las vitrinas también.
Pero q notaaaaaaaa! la mejor noticia de mayo RIVER CAMPEON INDISCUTIBLE!!!!!! q grande! q grande!!!!!
ResponderEliminarRiver no vuelve a ser River ,River siempre fue el mejor !
Preparense xq se vienen mas notas como estas!