“¡Maten a los asesinos!” “¡Sí, que vayan
presos!” “Comprate un revolver y esperalos en la puerta”. “¡Cobardes,
despreciables!” “Denunciá, y si no te dan bola llamá gente amiga y dales su
merecido” "Cruzate a la casa y clavale un cuchillo a los dos". Estos son algunos de los 149 comentarios que generó un posteo de
Facebook en menos de un día de publicado. Y fue compartido por 268 personas que ya
sentenciaron y ajusticiaron al “culpable”. ¿Se trata de un asesino serial? ¿Es
acaso un delincuente con un prontuario temible? ¿Es alguno de los tantos políticos
que nos mienten y roban sistemáticamente? No. Es un vecino acusado injustamente
(y por lo tanto, sin pruebas) de envenenar a un perro.
![]() |
"Por favor compartan". Y, sin tener idea de lo ocurrido, la gente obedece. |
La inconsciencia de la persona que fomenta
el escrache público se condice con la irresponsabilidad de quienes comparten la
publicación y comentan lo que comentan sin tener la más mínima idea de qué fue
lo que ocurrió en realidad. Y lo triste es que esto es moneda corriente: todos
publicamos y compartimos aquello que nos permite ratificar nuestro pensar o
simplemente expresar nuestras broncas, odios e insatisfacciones. Y todos
juzgamos, somos fiscales, peritos, abogados y jueces. ¿Esa es la justicia que
promovemos, en base a la nada misma?
Mientras tanto, los únicos asesinos en
este tema son los comentarios del posteo, que se hacen eco de una acusación
falsa y escrachan al “culpable” publicando nombres, domicilios, lugar de
trabajo, etc., generando un daño tan irreparable como injusto. Mientras tanto,
quien escribe esta nota probablemente tenga que afrontar la acusación y/o el
escrache público por ser cómplice del "mata-perro", porque –también tristemente-
quien no ataca lo que yo ataco, quien no defiende lo que yo defiendo, es
tildado de enemigo y descalificado de por vida para cualquier cosa que quiera
exponer.
Lo que se envenena -cada vez más incesantemente-
es la cordura, la sensatez, el sentido común. Si tuviéramos el hábito de siempre “chequear
la fuente”, mucho de lo que solemos decir –en todos los órdenes- nos
daría vergüenza. Hablar es gratis. Quedar como idiotas, también.
No hay comentarios:
Publicar un comentario