martes, 26 de junio de 2018

Argentina en octavos

El seleccionado cambió la imagen y ganó sobre la hora

Y un día ese plus que siempre esperamos de ellos, apareció. El equipo de Sampaoli ganó con lo justo y clasificó a la siguiente instancia de un mundial durísimo, quizás el más sorprendente y parejo de los disputados hasta ahora.

Pero hoy no se puede analizar el partido sin incluir el aspecto emocional. Porque todos queríamos que el equipo aparezca, que se golpee el pecho adentro de la cancha dejando en claro que al de enfrente le iba a costar quitarle lo que sentía suyo: la clasificación. Y eso fue lo que nos entregaron y nos tiene tan felices a los futboleros apasionados ya que nos convencieron que querían ganar y que iban a hacer lo necesario -y más también- para lograrlo.

Aparecieron el carácter, la rebeldía, la enjundia, la personalidad y la energía que parecía no haberlos acompañado hasta Rusia. Y aunque la calidad futbolística siempre la tuvieron, era más potencial que concreta en la mayoría de los integrantes de este plantel, al menos defendiendo la albiceleste. 

Messi -una vez más- le tapó la boca a quienes dicen que no siente la camiseta ni hace goles importantes, Otamendi ratificó que puede convertirse en ese caudillo que todo gran plantel necesita, Rojo sacó chapa de titular por juego y por su personalidad para ir al frente que quedó plasmada en el gol, Armani empezó a lograr que los hinchas no tiemblen cuando el rival patea al arco o tira un centro, Banega se acordó -por fin- de jugar y fue vital para oxigenar a Lío y generar situaciones claras, Higuaín puso el alma y se movió bien -aunque nuevamente falló una situación clarísima para ganar el partido-, Mascherano recuperó mucho y bien y distribuyó -otra vez- muchísimo y muy mal lentificando todos los intentos de avances y redondeando una tarde mediana, cometió un penal innecesario tras un córner producto de su propio rechazo equívoco. Enzo Pérez cumplió como siempre y el resto acompañó con decoro a excepción de Di María, quien quizás debiera dejar su lugar a Pavón.

Ahora quedará confirmar que lo de hoy no fue un espejismo, que realmente están comprometidos con el objetivo y que tiran todos para el mismo lado. Es la hora de desterrar definitivamente las potencialidades y ratificarlas con hechos o al menos -ya que nada garantiza resultados- con intenciones y actitud.

Ya se dijo en este espacio que hay material para soñar y el encuentro de hoy ante Nigeria bien puede ser el punto de partida para empezar a hacer sólido el sueño de 40 millones. El sábado espera Francia, uno de los candidatos al título según la "prensa especializada". El Seleccionado tiene grandes chances de salvar ese escollo y meterse en cuartos pero para eso deberá repetir una actuación como la de hoy, sumándole al fútbol la actitud y solidaridad recuperadas. Si es así, no habrá lugar para reproches, más allá del resultado.

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