jueves, 31 de octubre de 2019

Boca debe "recuperar su vida", no Alfaro


El conjunto de la Ribera hace años que ha perdido identidad y en 10 meses de trabajo el técnico profundizó ese declive ya que solo le ha aportado confusión, dudas, temores e improvisación. Todavía no se sabe a qué juega Boca y la mayoría de sus jugadores han tenido un desempeño muy por debajo de lo que deben dar. Es sabido que sacar lo mejor de cada uno es tarea del técnico y aquí también ha fallado “Lechuga” y no es casualidad: no teniendo clara la partitura es muy difícil elegir a los intérpretes, y luego éstos, confundidos, deberán descifrar esas notas como puedan. Y sale lo que sale: el equipo no sabe donde está parado. No tiene convicción, no sabe qué busca dentro de la cancha (y por ende, no sabe cómo hacerlo), es un conjunto de voluntades tirando centros y jugando la pelota “segura”, para atrás y siempre obligando al compañero a esperarla, nunca con ventaja. No hay sorpresa ni cambio de ritmo, no se gana en el mano a mano (porque ni siquiera se animan a proponerlo) y no hay juego asociado ni parejas futbolísticas. Para redondear un presente desalentador, la seguridad defensiva que había logrado se evaporó tras el gol de Newells que acabó con el récord de Andrada y desde entonces cada vez que lo atacaron, lo lastimaron.
A este panorama tan oscuro como predecible hay que agregar que los rivales siempre lo sorprenden al xeneixe, el equipo nunca puede contrarrestar las mejores armas de su contricante y como contrapartida, éstos siempre anulan lo que fuera que vaya a intentar Boca en los pocos momentos en que intenta algo.
Por si todo esto fuera poco, hace años que no tiene -y esto no es solo desmérito de Alfaro sino también de sus antecesores- una de las principales características xeneixes: revelarse a la adversidad, creer que se puede ganar y de esa manera, convencer al rival de que le van a ganar. De hecho, sucede todo lo contrario: todos sienten que pueden ganarle a Boca y el fútbol se maneja también por sensaciones, por momentos, por confianza y cuando eso aparece todo se potencia y cuando no pasa todo se desmorona.
El último equipo que tuvo una identidad definida y se sabía a qué jugaba fue el Boca de Falcioni. Será discutible si era más o menos vistoso pero es innegable que ese ciclo tenía una marca propia bastante emparentada con la histórica mística xeneixe y no de casualidad fue la última vez que estuvimos verdaderamente cerca de ganar una final de Libertadores. Podrán decir que en términos de números fue similar al ciclo de Guillermo pero en cuanto a representatividad fue muchísimo más. Por lo que proponía y por lo que transmitía dentro de la cancha no solo hacia adentro sino también hacia los rivales: hoy a Boca se le ha perdido el respeto. Y si a eso le sumamos fallos arbitrales puntuales y determinantemente perjudiciales, falta de convicción dirigencial, técnica y futbolística, el combo no puede desembocar en otra cosa que en el presente triste, deslucido, desabrido y desorientado del equipo de Alfaro.
En fútbol se puede ganar y perder y eso está claro, la cuestión es el cómo. El subcampeonato del mundo conseguido por el Seleccionado en 1990 vale lo mismo que el de 2014 pero mientras en Italia no solo merecimos perder sino que además ni siquiera pateamos al arco, en Brasil no solo debimos ganar sino que el haber perdido fue un hecho fortuito típico del fútbol que nos permitió volver a casa con la frente alta. Boca mereció haber perdido todo lo que perdió en los últimos años y nunca tuvo la rebeldía necesaria para imponerse cuando las circunstancias fueron adversas.
Es hora de empezar de nuevo pero de verdad, cambiando el chip desde arriba hacia abajo. “Quiero irme a casa y recuperar mi vida” fue la desafortunada frase de Alfaro tras la repetida y dolorosa derrota con River. Es la institución la que debe recuperar su vida, esto no es Boca. Y lo saben los jugadores, los hinchas, los rivales y el mundo futbolístico todo. Para cambiar esa realidad es imprescindible primero, aceptarla (aunque Angelici y sus colaboradores no se hayan enterado). Luego de eso recién será posible. ¿Difícil? ¡Sin dudas! Y tan complejo como impostergable.

lunes, 21 de octubre de 2019

Debate 2019: Con la panza vacía el único proyecto interesante es comer

4 de cada 10 argentinos “festejará” fin de año sumergido en la pobreza y 1 de cada 10 llegará sin tener qué comer y mucho menos por qué brindar -directamente hundido en la indigencia- graficando una realidad que más allá de los números es el fiel reflejo de lo que dejará el gobierno de Mauricio Macri, quien anoche se dedicó a chicanearse con sus oponentes por televisión y habló sobre los temas “que preocupan a los argentinos” olvidando un detalle: cuando hay hambre ningún debate importa ya que nada preocupa (y ocupa) más que llevar comida a casa.

Las temáticas fueron variadas y “muy interesantes” y el formato fue monótono, aburrido y aportó muy poco acerca de las cuestiones que realmente interesan. El hambre, concretamente, fue abordado por Fernández y nadie se trenzó en esa discusión “estéril” que terminó ocupando escasos minutos en la sumatoria de los domingos en que los candidatos “discutirían” sus propuestas en vivo.
Tras una semana convulsionada mediáticamente por las declaraciones (siempre desafortunadas) del presidente sobre el vídeo viralizado de un humorista explicando las razones por las que iba a volver a votar a Cambiemos, se recrudeció la polémica. Resurgieron los insultos, la discusión de proyectos y la descalificación de las opiniones contrarias olvidando que al 35,4% de pobres le importa muy poco todas esas estupideces: necesita imperiosamente asegurarle el alimento a sus hijos. Claudio Rico, de él se trata, había utilizado la metáfora de la administración casera a cargo de mamá o de papá, ejemplificando con Cristina y con Macri y explicando que debido al despilfarro de ella ahora él debe ajustar gastos. Y de ese modo tienen que dejar de comer afuera, no ir más al teatro, abandonar actividades extracurriculares de sus hijos, recortar el shopping, etc, etc. Su opinión es válida, puede sonar coherente y no tiene por qué no ser honesta pero olvidó un detalle: él y sus hijos tienen la panza llena. Y entonces pueden intentar reorganizar gastos, redireccionar erogaciones y proyectar a mediano y/o largo plazo. El problema es que el hambre es urgente, no admite espera, exige resolución inmediata y sume en la desesperación a quienes no pueden “parar la olla”.
Es probable que se pueda administrar mejor y es probable que no se pueda vivir a tarjeta pagando el mínimo, el asunto explota cuando lo que se “tarjetea” son necesidades básicas: comida, ropa, higiene, salud, escolaridad. Y recrudece cuando no se prende la estufa porque no se puede pagar la boleta de gas o de luz en un invierno tan crudo como la realidad. Ahí no hay recorte de gastos que valga porque... ¡esos gastos no se pueden recortar! Y si un Gobierno te corta la tarjeta en esas circunstancias sin darte opciones o paliativos y sin regenerar ingresos, directamente te abandona. Y resulta lo que resulta: Argentina terminará 2019 con más de 17 millones de pobres y casi 4 millones de indigentes.
Esto explica por qué el 70% de la población no va a votar por el actual presidente aunque éste se enoje y llame a “votar con la cabeza”. Macri se olvida que el cerebro -por suerte- también responde a emociones. Y la angustia, la desazón, la desesperanza, el desánimo, la impotencia y la desesperación son sensaciones que tienen un peso específico que el Primer Mandatario desconoce y, por lo tanto, no puede dimensionar.
La economía argentina caerá este año más del 3% y se estima que el año que viene también se contraerá. Los pronósticos más auspiciosos indican que recién en 2021 -si se reencausa el rumbo y el viento sopla a favor- podría empezar a crecer alrededor del 1% anual. Si se tiene en cuenta que, según el Centro de Estudios Distributivos (CEDLAS) de la Universidad de La Plata, para disminuir la pobreza un 10% hay que crecer durante 6 años consecutivos al 3%, el panorama se presenta más que complicado.
En este contexto, no solo en el debate sino también -y sobre todo- en los Medios masivos la mayoría sigue discutiendo sobre proyectos, alianzas, estrategias, acusaciones, pasado y presente pero olvida lo esencial. Y mientras no se entienda que hay cosas que no pueden esperar, no hay chances de mejorar. Para cambiar la realidad primero hay que entenderla y aceptarla, y mientras no se ponga a la pobreza y a la indigencia como trending-topics de los discursos y de los hechos, toda otra discusión resultará inútil e insultante.

miércoles, 9 de octubre de 2019

Boca quiere soñar pero el “Muñeco maldito” lo azota con sus peores pesadillas


Jugadores, cuerpo técnico, dirigentes e hinchas del Xeneixe dicen para el afuera que la serie está abierta, que todavía hay chances, que pueden darlo vuelta. Eso es tan cierto y probable como el “Sí, se puede” de Mauricio Macri: no tiene lógica ni sustento y lo más factible es que la escandalosa diferencia de 17 puntos con que perdió en las PASO se agrande hasta convertirse en goleada humillante.
El aliciente gigante en que se quiere apoyar el mundo bostero es que en fútbol, por aquello de “la dinámica de lo impensado” del eterno Dante Panzeri, todo puede pasar. Y ese todo incluye la hazaña del equipo de Alfaro. Claro que para eso tiene que darse una serie de circunstancias, todas juntas, y varias de ellas inimaginables.
El primero de esos ítems para ilusionar al conjunto de la Ribera es que River sea un desastre, que no esté a la altura, que sus jugadores no tengan el temple necesario y que el marco se los devore: descartado de plano. El conjunto de Gallardo no fue un desastre ni en sus peores presentaciones en este lustro. Sabe qué quiere dentro de la cancha, tiene sociedades armadas y la solidaridad y conciencia de equipo hace que cuando una individualidad no responde, el conjunto la suplante. En cuanto al temple -un dato no menor y que históricamente fue patrimonio casi exclusivo de Boca- se ha mudado al barrio de Nuñez: cada uno de los que ingresa a la cancha con la banda cruzada al pecho está convencido de lo que tiene que hacer y también de que la única manera de lograrlo es tener el cuchillo entre los dientes hasta que los amigos de Fox le hagan la entrevista post partido. Como si todo esto no alcanzara, el Muñeco ha logrado que, juegue quien juegue, cada uno siempre rinda al máximo en los encuentros cruciales y para muestra bastan los números: disputó 60 mano a mano y ganó 49. Y contra su archirival jugó 4 y ganó... ¡4!
La segunda circunstancia que permitiría pensar en la épica es que Boca mejore sustancialmente su rendimiento futbolístico e imponga condiciones: también poco probable. El equipo de Alfaro no sabe qué tiene que buscar dentro de la cancha y cuando uno no sabe qué busca no hay manera de encontrar el cómo. Sus jugadores están desparramados sin un norte, con funciones inexplicablemente cambiadas o confusas que lógicamente conspiran contra el rendimiento individual, lo que inevitablemente desdibuja la presentación del conjunto. Por si fuera poco, Weigandt, Más (con un penal tan insólito como innecesario y determinante), Reynoso, Soldano y Ávila han carecido del carácter, la enjundia, la energía, la rebeldía y el espíritu imprescindibles para jugar finales. 5 jugadores, medio equipo, demasiado. Párrafo aparte merecen Andrada y la dupla de centrales López-Izquierdoz y Marcone-Capaldo, quienes sí respondieron de acuerdo a lo esperado demostrando jerarquía. Por otra parte, otra carencia achacable al cuerpo técnico, tanto al de Guillermo como al de Alfaro: nunca sus jugadores rindieron al máximo en los partidos claves, ni siquiera las máximas figuras y así no se ganan títulos.
El estado anímico y la confianza también juegan para River. El Boca multicampeón se apoyaba no solo en el rendimiento colectivo sino también en figuras que siempre rendían al máximo y eso contagia: Riquelme no tiene una final con puntaje menor a 9 y lo mismo para Bermúdez, Arruabarrena, Battaglia y varios más. Palermo asustaba por su sola presencia y condicionaba rivales y el histórico gol “en muletas” es prueba de ello: el Titán estuvo media hora para acomodarse y nadie atinó a marcarlo. Eso sucede cuando el de enfrente impone respeto y los jugadores del Boca de Guillermo antes y de Alfaro ahora, nunca lo han impuesto en circunstancias determinantes, todo lo contrario de lo que sucede con cada jugador que Gallardo ponga en cancha.
Finalmente, para ratificar la presunción de favorito del conjunto de Nuñez, cuando las circunstancias lo ameritan aparece el VAR y todas sus implicancias. Porque Más hizo un penal imperdonable y amateur pero solo detectable si lo vemos en cámara lenta repitiéndolo 10 veces (el árbitro estaba a 5 metros, de frente a la jugada y no lo vió). Y el VAR siempre busca penales en el área rival y nunca en el área de River (que, lógicamente, también los debe haber), expulsa a Capaldo pero no llama para revisar el manotazo de Pinola y así sucesivamente, lo que pinta un panorama más oscuro aún para el Xeneixe.
Alfaro se enoja cuando hablan de posible hazaña porque “esto es Boca y somos un grande” pero se olvida que para sacar esa credencial primero tiene que convencer a los suyos para que jueguen como tal y luego puedan imponérselo a los rivales. Mientras tanto estará sujeto a algún centro, a alguna patriada de Salvio si puede jugar, a que Andrada le conserve el cero, a alguna corajeada de Tevez si decide ponerlo, a que Mauro se saque la apatía que lo acompaña, a que Reynoso se entere que las finales no se juegan al tranquito, a que Villa termine -por fin- una bien o a que Mc Allister concrete algo de lo mucho que insinúa. ¿Difícil? Sí. Imposible no hay nada y mucho menos en fútbol. Boca debe revalidar imperiosamente la chapa de grande, River tiene margen de sobra en todos los ítems.

jueves, 19 de septiembre de 2019

La pobreza es más que un sustantivo: es una realidad que te cala el alma para siempre


- ¿Vos no cenás, má?, pregunté con la inocencia impune que te otorga tener 8 años
- No, hoy no tengo hambre, dijo ella con una sonrisa.
Mientras mojaba el pan en el mate cocido y miraba a mi hermano hacer lo mismo totalmente despreocupado, me quedé pensando. Me pareció raro porque al mediodía habíamos comido un poco de guiso que había quedado del día anterior pero no era mucho, que digamos. Lo que sí hizo mi vieja fue prepararse una taza para ella con los dos saquitos que había usado para hacernos a nosotros “porque no le gustaba muy fuerte”. Tomaba amargo porque le gustaba así.

Muchos años después entendí que no quería gastar azúcar para que nos dure más. Lo mismo con los saquitos: usaba uno para mi hermano, uno para mí y los dos juntos para ella, después. Con el tiempo me di cuenta también que los saquitos aparecían cuando ella “andaba mal del estómago” y por eso no tomaba mate por varios días. También entendí que las veces que nos bajábamos del colectivo no era porque “se equivocó de ramal”, como solía decirnos: yo la había escuchado alguna vez pedirle al colectivero que le cobrara un solo boleto, a lo sumo dos, que no tenía para los tres.

También con el tiempo me di cuenta que cada vez que llovía fuerte y nos inundábamos no era porque ella era una estúpida que no podía atajar el agua ni levantar el piso de la casa. Cada vez que llovía fuerte, las pocas pertenencias se arruinaban y era un incesante volver a empezar, desde la nada misma.

Con el tiempo entendí que su mirada eternamente triste estaba vinculada con eso: con su impotencia y su dolor por no poder darnos una vida digna, sin tantos apremios, carencias y humillaciones, crudas, constantes y que te marcan para siempre. Con el tiempo me di cuenta que ser pobre te hace bajar de todos los colectivos, todo el tiempo. Del del trabajo, del del estudio, del de los juegos, del de la inocencia, del de los sueños. Y del más grave de todos: del de la dignidad.

Hoy escucho a muchos de mis alumnos del conurbano que cada vez más seguido se bajan del colectivo. Y lo peor no es que no tienen para viajar: no tienen crédito en la SUBE de la vida y sienten que no pueden ir a ningún lado. Después, cuando reaccionan como pueden ante tantas injusticias, tantas humillaciones, tantas desigualdades, quienes siempre viajaron en auto piden mano dura. Se ve que todavía no entendieron.

martes, 27 de agosto de 2019

“Camino al Nacional” vistió de fiesta al tenis de Almirante Brown


Con la presencia de dirigentes de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) con su Director Ejecutivo Martín Vassallo Argüello a la cabeza, se celebró en la Ciudad deportiva aurinegra la premiación de este torneo oficial, organizado por el sector de tenis del club y avalado por la mayor entidad tenística del país. Junto a los campeones de cada categoría estuvieron finalistas, socios, sponsors y amigos. También hubo una innumerable cantidad de premios, sorteos, regalos, fuegos artificiales y el tan merecido brindis.


La competencia amateur más importante que organiza la AAT había arrancado hace dos meses con un puñado de certezas, enormes expectativas y una gran incertidumbre debido a la jerarquía de la misma. La subcomisión de tenis del club aceptó el desafío de llevar adelante un torneo que nucleó a casi 200 jugadores, batiendo con holgura un récord que sorprendió hasta al propio Vassallo Argüello. Ya en pleno desarrollo, no pararon de sumarse auspiciantes gracias a la incansable tarea de Camila San Martín al frente del área de comunicación, logrando una importante presencia en las redes, lo que se tradujo en una gran cantidad y calidad de premios para ganadores y finalistas, en un hecho también inédito en este tipo de eventos.


En cuanto a los desempeños de los representantes de Almirante Brown, hubo varias actuaciones destacadas pero merece un párrafo aparte Daniel Sturla, quien salió campeón invicto en la categoría Single +25, campeón invicto en Doble mixto +19 junto a su pareja, Camila San Martín y, por si fuera poco, llegó a la final de Doble Caballeros +25 junto a Diego Jazmín, también del club. A la hora de las menciones Jazmín también reclama lo suyo: llegó a la instancia decisiva en las 4 categorías en que compitió.

La organización no fue sencilla por las complicaciones que genera congeniar días, horarios, obligaciones laborales y disponibilidad de los jugadores pero la subcomisión del sector, con Diego Bustamante y Guillermo Garduño entre muchos más, trabajó a destajo para organizar partidos, diagramar fixtures, preparar las canchas y hacer que “Camino al Nacional” sea un éxito rotundo que combinó competitividad, calidad y calidez.

La experiencia no podía ser más positiva ya que al reconocimiento de la AAT, expresado en las palabras de su Director Ejecutivo, debemos sumar la ratificación del tenis de Almirante Brown como una sede a la altura de un torneo oficial de este calibre y ya se especula con la segunda edición del evento, con la lógica ambición de seguir batiendo récords.
Algunas de las marcas que acompañaron el certamen


viernes, 23 de agosto de 2019

River y sus “colaboradores”: una VARgüenza

El equipo de Gallardo arrancó la serie frente a Cerro con un penal desde el vestuario que solo vieron el árbitro, sus hinchas y los periodistas de Fox. Estallaron las redes con frases como las de Chilavert: “Vergüenza mundial el penal a favor de River. Corrupbol sigue la joda y los periodistas de Fox payasos mediáticos”. Por si no fuera suficiente, a los 64 Carrillo cobró otro penal ante un roce de Carrizo a Suarez, que se iba con pelota y todo afuera de la cancha: 2-0 y a cobrar. Ahhh, pero nos anuló un gol el VAR, dicen los riverplatenses: sí, por una mano que fue… ¡mano! 

En 2014 comenzaba la racha copera de la mejor etapa en la historia de River, coronada por una seguidilla inédita de títulos internacionales que el Club de Nuñez desconocía haciendo  que el ciclo de Gallardo logre lo que todo riverplatense soñó incluso  en sus más exagerados divagues. De este modo se convirtió  en el capítulo de oro de un aquilatado palmarés aunque los “errores” que siempre jugaron a su favor son -más que llamativos- elocuentes e inexplicables. Repasemos…
En la vuelta de la semi con Boca por la Sudamericana 2014 Delfino le anuló- por un off side inexistente-  a Giglioti un gol que empataba el partido y valía doble por su condición de visitante: River ganó 1-0 y pasó a la final. En la Libertadores 2015 el mismo Delfino “no vió” la patada karateka de expulsión de Funes Mori a Perez. Bueno… la vio pero le pareció jugada de amonestación, más inexplicable aún. Minutos después Gago recibió un trompazo de Sanchez a 5 metros de la cara del línea, que tampoco “pudo verlo”. En la ida de la  final de ese mismo torneo, a los 8 del primer tiempo, Alario lo partió de atrás a Pizarro en jugada de expulsión obscenamente clara pero para el uruguayo Ubriaco fue solo amarilla (luego el delantero fue el goleador en la coronación en el Monumental). A los 14 Maidana pateó -sin pelota en juego- a Gignac, con el mismo árbitro al lado, que tampoco pudo verlo. En la semi de la Libertadores 2018 River se quedaba afuera con Gremio y Borré hizo un gol con la mano que el VAR “no vió” pero… ese mismo VAR sí vió una mano que no vió nadie para decretar el penal sobre la hora con el que River ganó y pasó a la final. Las dos manos son imperceptibles al ojo humano pero ¿por qué una la ve y la otra no?. Los ejemplos podrían seguir incansablemente pero para no extendernos demasiado dejaremos de lado la plancha, penal y expulsión de Pinola frente a Independiente, la no sanción por la incorrecta inclusión de Zuculini versus Racing y la discutible expulsión de Barrios en la final de Madrid, todas situaciones –casualmente, no vaya usted a pensar mal- de la última Libertadores que ganó el equipo de Gallardo.
De ningún modo esto va en detrimento de la mística, la garra, el convencimiento, la solidaridad y el buen juego que le ha imprimido “el Muñeco” a sus equipos en este lustro. River es el mejor equipo de América, lejos, muy lejos de quien lo siga en esa lista pero eso no desmiente los hechos descritos, determinantes en cada uno de sus logros.
Me dijo Lunati hace unos días en una entrevista: “River salió campeón contra todo y contra todos” y ante la consulta sobre los hechos mencionados justificó: “se equivocan, son inútiles” (en referencia a los árbitros y al VAR). Claro, es posible. Más la primera que la segunda pero… ¿se puede entender –y aceptar- que se “equivoquen” siempre para el mismo lado? Porque si alguien quiere ofrecer una lista de “perjudicaciones” (permítaseme la licencia) a River, debe alcanzar con dos renglones. Dicen que el arbitraje (VAR incluido) te da y te quita: lo alarmante, grave, llamativo, inexplicable y sospechoso es cuando solo te da y siempre al mismo.

miércoles, 14 de agosto de 2019

Buscar el mango para llevar dignidad a casa, una tarea difícil que se reflejó en las urnas


La sensación térmica marca dos grados y hay poco viento pero cala el alma. Una mujer empieza a desarmar un bolso mientras su marido trae dos más. Estoy tentado a sentarme en la camioneta a mirar calefaccionado pero necesito saber qué hacen, por qué están ahí, padeciendo tanto frío a las 8 de la mañana de un día que recuerda despiadadamente la crudeza del invierno y la corrida cambiaria y de precios post PASO que, según el presidente, es culpa de quienes no lo votaron.

La señora despliega en un pasto con algo de escarcha, encima de un mantel ajado y agujereado, varias prendas de vestir usadas, a modo de vidriera. Empiezan a llegar otras personas que ocupan distintos lugares. En una hora la plaza estará llena de gente en las mismas condiciones ofreciendo tortillas, bolitas de fraile, herramientas viejas y no tanto, manualidades, muebles en desuso y todo aquello que en la casa ocupa lugar y puede ser reemplazado por algún billete que permita llevar un plato de comida al hogar. Son más los vendedores que los clientes pero ellos están ahí, firmes, estoicos, congelados, casi resignados.

La escena es en la plaza de Atalaya, uno de los corazones matanceros donde el escrutinio arrojó más del 60% para el Justicialismo y poco más del 20 para la lista del PRO. Quizás Macri, tan enojado con quienes no lo votaron porque “quieren volver al pasado”, pretendía que esta gente lo apoye en el cuarto oscuro. Contra la “Zoncera de las choriplaneras” -tan bien descrita por el Magister en comunicación Mauro Brissio- hay que decir que ellos y ellas no están pidiendo planes o asistencia social: está buscando dignidad, se la están procurando. Quieren llevar comida a casa, poder comprar una garrafa para cocinar y que sus hijos no mueran de frío: en suma, ganarse el mango.

Van martes, jueves y sábados desde temprano hasta poco después del mediodía. Y venden lo que tienen, lo que consiguen, lo que pueden. También esta plaza, otros días pero con mucha de esta misma gente, se convierte en el centro del trueque: todo sirve para “parar la olla”. Por suerte no se enteraron que son los responsables de la corrida cambiaria por haber votado como votaron. Ni escucharon las acusaciones de un presidente que -además de irritado- está perplejo, paralizado y con una incapacidad manifiesta casi patética. Mientras, la devaluación profundiza la pobreza y la escalada de precios es despiadada.

El binomio Fernandez-Fernandez le sacó la escandalosa diferencia de 17 puntos y muchos piensan que Macri es incapaz de modificar eso pero los va a sorprender: al paso que va, la diferencia en octubre superará los 20 puntos y pasará de ser paliza a humillación. Una pena para los vendedores de la plaza, que con la primavera ya casi instalada, serán culpables también de eso.


miércoles, 7 de agosto de 2019

Pablo Lunati: "El VAR es un mamarracho, esto ya no es fútbol"

El ex árbitro también insinuó persecusiones, tildó de “bostera” a la AFA, de inútiles a algunos colegas y puso en duda la legitimidad de la Copa América ganada por Brasil.

Llegó a las corridas tras un rato de espera porque entre los negocios, la familia y su vida pública corre y transpira la camiseta como cuando dirigía en Primera División. Y deja todo en la cancha. Verborrágico, vehemente, temperamental y sin pelos en la lengua, el ex internacional no dejó nada en el tintero. Su pasión por River, la dicotomía Messi-Maradona, la intolerancia, los arreglos y los errores arbitrales fueron de la partida. También destacó la honestidad de los jueces aunque admitió que hay cosas que “todavía no es momento de decir” para evitar represalias..
Ampuloso y vehemente, Lunati habló de todo.
“Yo antes me agarraba a trompadas ante la mínima oportunidad y estoy tratando de cambiar eso porque no me hace bien”. Para arrancar la charla, deja en claro que su temperamento no siempre es buen consejero.
- ¿Y en las redes sociales como lo manejás ante tanta provocación y maltrato?
- Hay que separar. Instagram es más tranqui, más social, y Twitter es una cloaca. Yo he tenido ganas de ir a buscar a alguien cuando me agredían, ahora trato de que no me pase, lo ignoro o con algún que otro bostero pongo una respuesta lapidaria y doy por terminado el asunto. Y de última, lo bloqueo y listo.
Se jacta de ser “el” referente mediático riverplatense de estos tiempos y se siente cómodo en ese rol aunque aclara que no es un personaje. “Lo hago por mí, no por la gente. Y disfruto hablando de River porque no tengo dudas que, de 5 años para acá, estamos viviendo el mejor momento de nuestra historia. Siempre con respeto porque, por ejemplo, yo no hablo de Boca a menos que me provoquen”. En este momento es cuando, ante la mención de Gallardo, los ojos se le iluminan casi al punto de emocionarse.
- Gallardo ha sido muy influyente, es la  persona generadora de todo esto (pone mucho énfasis en “la persona”). Es el técnico más ganador de la historia, de 24 mano a mano ha ganado 21, ganó en Brasil, gana en todos lados, no se casa con nadie aunque respeta mucho a los jugadores y les hace sentir lo importante que son en el grupo.
- ¿Tiene que ser el técnico de la Selección?
- No (rotundo). Yo quiero que se quede en River toda la vida. Lamentablemente no nos enseñaron a ser hinchas de la Selección, somos hinchas de nuestro club por encima de todo. El que había cambiado un poco eso fue Diego
- ¿Maradona fue el mejor?
- Sí, creo que sí. Por supuesto que con esto no digo que Messi es un fracasado pero en 12 años no ha podido ganar nada con la Selección, para mí no son relevantes los segundos puestos con Chile.
- ¿Y eso es desmérito de Messi?
- Yo creo que sin él no llegábamos a las finales pero no pudo ganarlas.
- Sin embargo Lío hizo mejor final en 2014 que Diego en el 86, a excepción del pase a “Burru”...
- Sí... (se sorprende con el comentario), es verdad. Nunca lo había pensado así pero es verdad. También hay que decir que Diego nos dió un campeonato y un subcampeonato. Maradona está lejos de todos, no hay con quien compararlo.
Se toma un mate, consulta algo al pasar y responde a cuanta persona se acerque a saludarlo. La charla deriva inevitablemente hacia la Copa América recientemente ganada por Brasil: “no tengo dudas que estaba todo  preparado para que gane Brasil”, afirma casi con bronca.
- ¿Pero entonces hay arreglos en el fútbol?
- Yo no puedo pensar eso, solo pienso que se equivocan: si alguien dice que hay arreglos, que me traiga pruebas. Mientras tanto se ven cosas vergonzosas pero porque no saben nada. Encima las declaraciones de Zambrano (el árbitro de Brasil-Argentina) parece que nos toma a todos de estúpidos porque quiere justificar lo injustificable.
- Pero es uno de los tantos problemas que ofrece el VAR. ¿VAR, sí o no?
- Noooooooo, es un mamarracho, una vergüenza. Esto ya no es fútbol, es otro deporte que hay que ponerle un nombre distinto. Puede usarse para cosas muy puntuales: gol o no gol, posición adelantada (no finita como la de Cavani en la Copa) y no mucho más.
- Decís que River salió campeón contra todo y contra todos pero se quedaba afuera y apareció el VAR. ¿Por qué llama por un penal que nadie sospechó siquiera en la semi contra Gremio y el mismo VAR no vio la mano de Borré en el primer gol? Ambas manos son imperceptibles y en el fútbol de siempre no se cobraban, el tema es que los dos “fallos”, VAR incluido, beneficiaron a River, ¿por qué?
- (Se toma unos segundos y suspira) Por lo mismo que no le avisaron a Pitana el mamarracho que cobró la semana pasada contra Flamengo, por lo mismo que perjudicaron a Godoy Cruz contra Palmeiras con el penal...
- ¿Y qué es ese “por lo mismo”?
- ¡Por inútiles! Porque son muy malos haciendo lo que hacen.
- ¿De verdad nunca beneficiaste a River adrede?
- ¡Jamás! Yo dirgí a River contra Lanús dos partidos antes que juegue la promoción y no hice nada, ni lo más mínimo para beneficiarlo: yo, cuando entraba a la cancha, solo quería no equivocarme, no me importaba nada más.
- ¿Nunca te ofrecieron arreglar?
- Nunca
- ¿Tampoco te presionaron?
- Nunca. Es que no soy de los presionables aunque no soy tonto y hay cosas que como hincha todavía no digo para evitar consecuencias
- ¿De qué tipo?
- Y... a mí con el gobierno anterior me pasó...
- ¿Qué te pasó? ¿Hubo persecusiones?
- Exactamente
Hay ya mucha gente alrededor esperando que se desocupe debido a sus múltiples actividades y eso invita a terminar la nota. Para cerrar se lo consulta sobre la manera de  mejorar el arbitraje ante lo cual se muestra escéptico: muy difícil… estamos peor que nunca. Vos fíjate que el secretario general de un gremio (Beligoy) es el que pone a los árbitros: labura para la patronal y es sindicalista ¡Nunca visto,  libro Guinness! Después habría que tener una AFA seria y una AAA independiente pero es muy difícil, muy… Y se fue. Preguntando si entregaron el pedido de gaseosas y pidiendo la boleta para revisar los precios. Sigue corriendo, como en la cancha.
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   River: Eternamente en mi corazón

  Gallardo: Dios
  Boca: rival
  Grondona: el uno
  Fútbol: lo más grande que me dio la vida después de mis hijos
  Justicia: lo que debiéramos tener todos. Justicia social, todos debiéramos hacer sacrificios para que los jubilados no tengan que sacrificarse más, ya que son lo más importante que tiene un país
  Argentina: el mejor país del mundo, lejos. Hoy inviable económicamente por los descalabros de los   últimos 30 años pero claramente el mejor del mundo.
  Arbitraje: una de las partes más importantes de mi vida.
  La mayor alegría: 09/12/18
  La mayor tristeza: 26/06/11
  Lunati: serio, profesional, impulsivo, demasiado responsable y honesto, honesto con la vida, conmigo   mismo.

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domingo, 30 de junio de 2019

Copa América

Contra todos los pronósticos, Argentina en semis


Hasta hace muy poco renegábamos por llegar a finales y no ganarlas. “Fracasados”, “pechos fríos”, “cagones” y algún que otro “elogio” de este estilo eran escupidos hacia Messi y compañía con odio, resentimiento, reproche y hasta repulsión por parte de “los hinchas” quienes, en su quehacer diario, llegan a todas las finales y las ganan.

Ironías aparte, el seleccionado es el centro de descarga de un pueblo acostumbrado a las frustraciones pero convencido de que el azar siempre conspira, que nunca son limitaciones propias, decisiones equivocadas, conveniencias políticas, falta de coraje y otras yerbas las que definen -o al menos contribuyen- a que algo no salga según lo esperado. No en vano algunos afirman que el fútbol es como la vida misma.

Así llegó el turno de rezar para no quedar afuera de Rusia 2018 pero el “fracasado” mayor hizo 3 goles que nos depositaron en la máxima competencia aunque su magia no pudo evitar el fracaso estrepitoso de un equipo a la deriva con un desorientado y dubitativo Sampaoli a la cabeza.


En medio de ese compendio de sabores amargos, tristezas y decepciones, la AFA tuvo la inexplicable e inentendible idea de sostener a un técnico interino para afrontar el torneo más importante a nivel continental, solo superado por un mundial. En ese contexto, Lionel Scaloni continuó al frente del primer equipo con más dudas que certezas. Sin agüero ni Messi en los comienzos del ciclo -el primero por no ser convocado, el segundo por tomarse un tiempo para la reflexión y mirar desde afuera quién conduce y cómo-, el nuevo seleccionado fue más nuevo que nunca, concretando por fin la tan mentada y exigida renovación con apariciones de algunos jugadores que se espera que hayan llegado para quedarse. Paredes, cada vez más consolidado en el medio; De Paul, una grata sorpresa con dinámica, relevos y cambio de ritmo; Pezella, pidiendo titularidad para potenciar su rendimiento; la confirmación de Tagliafico; Armani de a poco pareciéndose al de River y Lautaro Martinez confirmando presunciones acerca de su estirpe de crack. En el debe, el bajo rendimiento hasta ahora del 10, la ratificación de que Di María está para -a lo sumo- esperar en el banco, las dudas de Otamendi, la tibieza de Lo Celso y la ausencia de un lateral derecho.

Un párrafo aparte merece el descalabro generado con Agüero y en el que no se puede menos que caerle al técnico. Dicen que el Kun no es del gusto del entrenador -hecho nunca confirmado por el mismo- con lo cual no se entendería qué hace en Brasil. Si, por el contrario, fuera del agrado de Scaloni, no se comprende entonces cómo aparece de titular un partido y luego de una actuación pésima del equipo en el que el delantero no fue la excepción, hace banco: así no hay confianza que se fortalezca no solo en el goleador del City sino en cualquiera de los que ingresa a la cancha, sintiendo que -salvo Messi, obviamente- nadie tiene el respaldo del técnico, ese espaldarazo imprescindible que hace que cualquier jugador potencie su rendimiento y alcance su techo (por si hiciera falta recordar, tarea principal de cualquier entrenador).

Mientras tanto, el seleccionado se muestra adusto, sobrio, con limitaciones, en claro proceso de formación y en busca de su identidad. Eso sí, siempre esperanzado y esperanzador: si estamos en semis sin el mejor Messi y con todos estos ingredientes, todo es posible, gritan los mismos que insultaban a los que perdían finales. Y murmuran muy bajito y muy ilusionados “si aparece el genio...”, “si le ganamos a Brasil el martes...”.



domingo, 6 de enero de 2019

Murió un perro, maten al vecino…


“¡Maten a los asesinos!” “¡Sí, que vayan presos!” “Comprate un revolver y esperalos en la puerta”. “¡Cobardes, despreciables!” “Denunciá, y si no te dan bola llamá gente amiga y dales su merecido” "Cruzate a la casa y clavale un cuchillo a los dos". Estos son algunos de los 149 comentarios que generó un posteo de Facebook en menos de un día de publicado. Y fue compartido por 268 personas que ya sentenciaron y ajusticiaron al “culpable”. ¿Se trata de un asesino serial? ¿Es acaso un delincuente con un prontuario temible? ¿Es alguno de los tantos políticos que nos mienten y roban sistemáticamente? No. Es un vecino acusado injustamente (y por lo tanto, sin pruebas) de envenenar a un perro.

"Por favor compartan". Y, sin tener idea de lo ocurrido, la gente obedece.
La inconsciencia de la persona que fomenta el escrache público se condice con la irresponsabilidad de quienes comparten la publicación y comentan lo que comentan sin tener la más mínima idea de qué fue lo que ocurrió en realidad. Y lo triste es que esto es moneda corriente: todos publicamos y compartimos aquello que nos permite ratificar nuestro pensar o simplemente expresar nuestras broncas, odios e insatisfacciones. Y todos juzgamos, somos fiscales, peritos, abogados y jueces. ¿Esa es la justicia que promovemos, en base a la nada misma?

Mientras tanto, los únicos asesinos en este tema son los comentarios del posteo, que se hacen eco de una acusación falsa y escrachan al “culpable” publicando nombres, domicilios, lugar de trabajo, etc., generando un daño tan irreparable como injusto. Mientras tanto, quien escribe esta nota probablemente tenga que afrontar la acusación y/o el escrache público por ser cómplice del "mata-perro", porque –también tristemente- quien no ataca lo que yo ataco, quien no defiende lo que yo defiendo, es tildado de enemigo y descalificado de por vida para cualquier cosa que quiera exponer.

Lo que se envenena -cada vez más incesantemente- es la cordura, la sensatez, el sentido común. Si tuviéramos el hábito de siempre “chequear la fuente”, mucho de lo que solemos decir –en todos los órdenes- nos daría vergüenza. Hablar es gratis. Quedar como idiotas, también.